VISIONARIAS DEL EDÉN
En los siglos XVIII y XIX, época de grandes expediciones geográficas y científicas, los buques que zarpaban con destino a nuevos y viejos mundos contaban a bordo no solo con naturalistas, botánicos y zoólogos entre otros, que dejaban constancia de los nuevos descubrimientos, sino con ilustradores y artistas para reflejar esos nuevos hallazgos.
Tales aventuras estaban reservadas a los hombres, de acuerdo a las ideas de la época. Pero existieron un buen número de mujeres que escaparon a las convenciones de su tiempo. No solo clasificaron e ilustraron plantas (ocupación condescendientemente tolerada como femenina en época victoriana), sino que se dedicaron profesionalmente a esta labor, viajando solas por todo el mundo cuando esto era algo osado y prácticamente vedado para ellas.
Una de estas pioneras fue Marianne North, nacida en 1830, en el sureste de Inglaterra, cuyas pinturas se pueden visitar en la galería que lleva su nombre en el Real Jardín Botánico de Kew, en el sudoeste de Londres. Esta artista y viajera decimonónica amiga de Darwin, dio dos vueltas al mundo, visitó las junglas de Java y Borneo, los bosques de Nueva Zelanda, Yosemite, India, Australia, Chile, Japón, Singapur y otros muchos lugares en busca de nuevas especies que descubrir e ilustrar. En su obra "Una Visión del Edén", describió las duras condiciones que debía superar para realizar sus pinturas en tan remotos lugares.
La especie Strelitzia reginae o flor ave del paraíso, planta sudafricana, fue una de las numerosas especies que retrató esta artista adelantada a su tiempo.